La obra

La obra

Pichichi y Belauste siempre serán recordados por esa prenda: el pañuelo de cuatro nudos.

Ídolos de masas defendiendo sus colores, pasaron a la historia por sus gestas y sobre todo por su permanente tocado blanco que lucían en todos los encuentros.

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Todos,
profesionales, pero también los estudiantes deben o debemos, saber dónde está la Obra.
Antiguamente, se decía que el director de esta (antiguamente, por eso usamos el masculino) sólo tenía que ir un día y tirar algún pilar para que quedara claro quién mandaba allí.
Con el libro de órdenes además entre sus manos se suponía que se repartía un poder indiscutible.
¡Ingenuidades!

Porque la obra es la Obra.
Un lugar peligroso, o mejor algo con lo que conviene tener cuidado.
Un lugar enigmático del que unos saben más que otros.
Pero, ¿Qué es la Obra? ¡Pues sin duda es el lugar donde se ejecutan los planos!
Eso es indudable.
Un lugar donde además se reúnen cada día más personas,
también.
Una alegría para algunos y un sufrimiento para otros, ya que se trata de un universo donde todavía existen clases sociales bien definidas, y donde cada uno tiene un puesto pendiente sin embargo siempre de la orden de otro.
Y es en ella donde siempre hay personas que van y vienen, protegidas por el peligro que encierra, por muchos motivos, entre ellos una sombra constante, una presencia que no descansa, una que se menciona unas veces y otras no.

Por supuesto hablamos del presupuesto.
Una presencia que se observa desde fuera con la mirada de otros que no están en ella.
Y esto se descubre después, porque al principio todo es parabién. Porque es el principio blando como el algodón, pero se vuelve duro al final como un pedernal.

Sin embargo, si decides ser libre, todo encaja.
El problema es que hay dos grupos, separados por un cristal.
Unos dentro que no pueden salir o quizá algún día. Otros sin embargo que están fuera y lo saben pero permanecen pegados sin poder moverse por los favores regalados o mejor entregados, pendientes de respuesta.
Eso se llama:

La retención. Y así.
Algunos suben como la espuma, si mantienen el contacto.
Y crece el grupo sin control.

Ahora bien.
Dios no lo quiera.
Que nadie se vaya a no ser que sea expulsado.
Un enigma.
Solo podrás hablar con ellos sin hablar.

Son la Obra….

A nosotros nos gusta más el pañuelo de cuatro nudos. Es elegante y sobre todo protege del sol.