Había que construir dos casas para madre e hija en un terreno en pendiente repleto de encinas. Las viviendas una en la parte alta y otra en la parte plana son diferentes pero parecidas. Un solo material el hormigón, distinta orientación para evitar el ruido de una carretera cercana en la arriba, y la mirada hacia los árboles son los argumentos de su colocación en la parcela. Ninguna encina fue alterada, siendo el trazado de las casas el que se adapta al lugar. Las casas en realidad desaparecen al ser de una sola planta y las ramas de los árboles las envuelven. Un alero protector en algunos casos se convierten en el recurso barroco de esta nueva arquitectura.