Vivimos en Castilla.
Un lugar sorprendente, pero nos cuesta ver todo lo bueno cuando lo tenemos al alcance de la mano. Si viajáramos desde un país lejano y descubriéramos la Mancha, nos asombraríamos. Cees Notheboon, el gran escritor holandés dice: «La casa de Dulcinea es más real que si hubiera existido». Cervantes es el escritor más importante de la historia junto a Shakespeare. Esta fue su patria y así es reconocido por toda la humanidad.
Castilla la Mancha es un territorio mayor que Bélgica y Holanda juntos. Su población es similar a la de Luxemburgo. No podemos imaginar que un holandés desprecie su universidad. No podemos imaginar que quien aquí vive no crea en aquello que poseemos. Seguramente es mejor de lo que podemos pensar a primera vista. El mito de otros lugares, de Madrid, Valencia o Barcelona, no nos dejan ver que la Universidad de Castilla la Mancha está a su nivel y en muchas titulaciones es superior. La relación profesor alumno, sus instalaciones, sus peculiaridades y su nivel académico así lo atesoran. Pero no nos fiamos. Somos un pueblo desconfiado y es vital cambiar esta tendencia. Es el momento de levantar los ojos y mirar con entusiasmo a todo lo que tenemos en esta tierra. La naturaleza, los oficios, las tradiciones, el patrimonio artístico, los productos de la artesanía y del campo, el paisaje, la historia. Pocos lugares como Castilla la Mancha que un día fue capital de un Imperio y hoy sigue siendo el centro de una cultura, el centro de un país. Nuestro hijos han nacido aquí y deben saberlo. Deben sentir orgullo. Durante mucho tiempo, decir Ribera del Duero o Rioja era un plus. Hoy brindamos con nuestros vinos y nos sentimos elevados cuando vemos turistas y gentes, de otras tierras que si aprecian lo que nos rodea.
¿Cómo es posible, que olvidemos esto?
¿Qué pasaría si mañana nos dijesen que la Universidad de Castilla la Mancha, la nuestra, ha desaparecido?
Que es obligatorio estudiar en otro lugar.
¿Qué pasaría si ya no pudiésemos elegir?
Sólo con nuestra defensa, con nuestro apoyo, el de todos, permanecerá y seguirá su camino manteniendo el puesto que hoy ostenta. De otras tierras llueven todos los años peticiones de estudiantes extranjeros que piden cursar sus estudios en ella. Profesores de universidades públicas y privadas desean impartir sus clases aquí. Nosotros no podemos desaprovechar una oportunidad como la que se nos brinda. No podemos pensar que ciudades tan bellas como Toledo, Cuenca, Ciudad Real o Albacete, donde el transporte por carretera o ferrocarril está en el primer nivel del mundo más avanzado, son menores ante otras. Es hora de reflexionar, de entender la escala de los lugares y sus oportunidades. Es hora de construir entre todos una sociedad que sólo con la savia nueva de los jóvenes podrá desarrollarse. Enviar, por error, por temor, en muchos casos a estudiar a nuestros hijos a otros lugares cuando tanto se ha luchado por obtener una gran Universidad es tirar por tierra un tesoro que nos pertenece. Tenemos que conseguir que nuestros jóvenes lo aprovechen y lo engrandezcan. Por supuesto también conociendo el mundo exterior. Los convenios que mantiene la UCLM con universidades de todo el mundo, les van a permitir mediante programas Erasmus disfrutar de estancias en un año de la carrera elegida fuera de nuestras fronteras o dentro de España por medio de los programas Séneca. Allí también ellos sabrán apreciar el valor de su propia universidad.
Ahora es el momento de tomar la mejor decisión.
Ahora, no más tarde, matricúlate o ayuda a tus hijos o alumnos a decidir.
No olvidemos que la UCLM es para todos, para los estudiantes y para nuestras ciudades.
Juan Ignacio Mera